EN ESTADO DE SHOCK, CON PERDIDA DE UN OJO Y TERRIBLES HERIDAS
El integrante de Hijos del interior, cuya madre Graciela Morales es querellante en la causa por genocidio, conocida por Arsenales Miguel de Azcuenaga en la provincia de Tucumán, pavoroso lugar donde eran ultimados los compañeros luego del cautiverio y los tormentos, al igual que la madre, el padre y tres hermanos de Graciela. Ramón fue encontrado por aviso de la policía quien durante un mes y medio había negado conocer su paradero.
El día 23 de enero pasado, Ramón Gumersindo Morales se encontraba jugando al voley con tres amigos en una cancha cercana a su domicilio, sus amigos se trasladaron hasta la casa de uno de ellos y Ramón les dice que los encontrará un rato despues: continuo jugando en la cancha y lo próximo que recuerda es despertar en un hospital, con un brazo quebrado, la perdida de la visión de un ojo, una enorme cicatriz en la frente, por una cirugía donde tubo que ponérsele una placa, y heridas en todo el cuerpo. Por el evidente shock traumático Ramón no tiene memoria de lo ocurrido.
Ramón había sido detenido sin causa el 18 de junio pasado por averiguación de antecedentes, siendo golpeado por la policía durante toda la noche.
Graciela Morales, madre de 11 hijos, llegó a Buenos Aires en búsqueda de trabajo con Ramón, dejando a sus otros 10 hijos al cuidado de la hija mayor en Monteros, provincia de Tucumán.
Cuando Ramón desaparece, se comunica con Alejandra Garcia Araoz de una Organización Oficial de Derechos Humanos de Tucumán, quien se comunica con ella cuando Ramón aparece. Por falta de recursos económicos, y en plena soledad y desprotección, radica la denuncia por desaparición el 06 de febrero en Lomas de Zamora.
Dos veces por semana se dirigía a la comisaría de Esteban Echeverría, por indicación del Tribunal para recabar datos. La policía nunca tenía respuesta.
Graciela logra comunicarse con la Agrupación Hijos del Interior, el viernes pasado, y su representante viaja inmediatamente a Buenos Aires, con la solidaridad de los integrantes de esta organización, victimas también de la desocupación y el hambre que reina en toda la provincia.
Graciela recibe la comunicación, de la Comisaría de Lomas del Millón, el 3 de marzo, de que su hijo Ramón estaba internado en el Sanatorio Güemes de Ramos Mejia desde el 24 de enero, víctima de un atentado de una patota de ocho personas, siendo rescatado por un policía.
Extrañamente no hay ningún imputado ni detenido en esta causa. Ramón era "visitado" por distintos efectivos policiales des veces por día durante su interacción.
Ramón les pedía que informaran a su madre de su paradero, y extrañamente nunca la encontraban.
Algunas otras cosas extrañas.
El amigo de Ramón que estuvo con el hasta un rato antes de su desaparición, luego de contarle a Graciela lo sucedido, se negó a declarar en un claro estado de terror.
El patrón de Ramón, quien era ayudante de albañil, con quien había vuelto a trabajar desde el 19 de enero, dice no saber de él, desde meses antes.
No permitiremos jamás que esta excusa burlesca de la policía y el estado acallen nuestros reclamos frente a esta atrocidad.
Responsabilizamos y denunciamos este claro mensaje mafioso de los genocidas y su brazo armado en total función y facultades, para amedrentar a los que todavía no olvidan ni perdonan.
Solicitamos solidaridad efectiva con estos compañeros que hoy no cuentan con trabajo, ni con vivienda, ni con ningún recurso económico y deben permanecer un tiempo más en Buenos Aires, para que no quede todo en el silencio y la nada.
Contacto:
Graciela Morales
153-375-7324.
Agrupación Hijos del Interior
0381 155905998
El integrante de Hijos del interior, cuya madre Graciela Morales es querellante en la causa por genocidio, conocida por Arsenales Miguel de Azcuenaga en la provincia de Tucumán, pavoroso lugar donde eran ultimados los compañeros luego del cautiverio y los tormentos, al igual que la madre, el padre y tres hermanos de Graciela. Ramón fue encontrado por aviso de la policía quien durante un mes y medio había negado conocer su paradero.
El día 23 de enero pasado, Ramón Gumersindo Morales se encontraba jugando al voley con tres amigos en una cancha cercana a su domicilio, sus amigos se trasladaron hasta la casa de uno de ellos y Ramón les dice que los encontrará un rato despues: continuo jugando en la cancha y lo próximo que recuerda es despertar en un hospital, con un brazo quebrado, la perdida de la visión de un ojo, una enorme cicatriz en la frente, por una cirugía donde tubo que ponérsele una placa, y heridas en todo el cuerpo. Por el evidente shock traumático Ramón no tiene memoria de lo ocurrido.
Ramón había sido detenido sin causa el 18 de junio pasado por averiguación de antecedentes, siendo golpeado por la policía durante toda la noche.
Graciela Morales, madre de 11 hijos, llegó a Buenos Aires en búsqueda de trabajo con Ramón, dejando a sus otros 10 hijos al cuidado de la hija mayor en Monteros, provincia de Tucumán.
Cuando Ramón desaparece, se comunica con Alejandra Garcia Araoz de una Organización Oficial de Derechos Humanos de Tucumán, quien se comunica con ella cuando Ramón aparece. Por falta de recursos económicos, y en plena soledad y desprotección, radica la denuncia por desaparición el 06 de febrero en Lomas de Zamora.
Dos veces por semana se dirigía a la comisaría de Esteban Echeverría, por indicación del Tribunal para recabar datos. La policía nunca tenía respuesta.
Graciela logra comunicarse con la Agrupación Hijos del Interior, el viernes pasado, y su representante viaja inmediatamente a Buenos Aires, con la solidaridad de los integrantes de esta organización, victimas también de la desocupación y el hambre que reina en toda la provincia.
Graciela recibe la comunicación, de la Comisaría de Lomas del Millón, el 3 de marzo, de que su hijo Ramón estaba internado en el Sanatorio Güemes de Ramos Mejia desde el 24 de enero, víctima de un atentado de una patota de ocho personas, siendo rescatado por un policía.
Extrañamente no hay ningún imputado ni detenido en esta causa. Ramón era "visitado" por distintos efectivos policiales des veces por día durante su interacción.
Ramón les pedía que informaran a su madre de su paradero, y extrañamente nunca la encontraban.
Algunas otras cosas extrañas.
El amigo de Ramón que estuvo con el hasta un rato antes de su desaparición, luego de contarle a Graciela lo sucedido, se negó a declarar en un claro estado de terror.
El patrón de Ramón, quien era ayudante de albañil, con quien había vuelto a trabajar desde el 19 de enero, dice no saber de él, desde meses antes.
No permitiremos jamás que esta excusa burlesca de la policía y el estado acallen nuestros reclamos frente a esta atrocidad.
Responsabilizamos y denunciamos este claro mensaje mafioso de los genocidas y su brazo armado en total función y facultades, para amedrentar a los que todavía no olvidan ni perdonan.
Solicitamos solidaridad efectiva con estos compañeros que hoy no cuentan con trabajo, ni con vivienda, ni con ningún recurso económico y deben permanecer un tiempo más en Buenos Aires, para que no quede todo en el silencio y la nada.
Contacto:
Graciela Morales
153-375-7324.
Agrupación Hijos del Interior
0381 155905998
No hay comentarios:
Publicar un comentario